A la escuela iban los chicos y chicas todos juntos. Cuando empezó a la guerra el maestro se fue a la guerra y vino un maestro catalán, Don Narciso, que era muy buena persona. No les castigaba y si se portaban mal les daban a elegir quedarse sin recreo o darles un mojico. Estudiaban de todo y tenían una enciclopedia para todos los cursos. El cura les daba la doctrina y les enseñaba solfeo.