No había ni bares ni tiendas. Los domingos se reunían en las casas para jugar al mus. Bajaban a Pamplona, a Egües y a Huarte a comprar lo que necesitaban. El padre alguna vez llegó a ir a la feria de Irurzun. La madre cada 15 días iba a Pamplona a vender huevos, conejos o pollos y luego con el dinero que ganaban compraban lo que les faltaba.