Los mayores tenían su sitio en la mesa. En casa mandaban los padres y los hermanos mayores. Los amos jóvenes les llamaban al hijo o hija que iba a heredar la casa. Los padres decidían quién se iba a quedar con la casa. En este caso Mateo fue el heredero. Los demás hermanos vivían en la casa hasta que se casaban y se iban. Los solteros/as se quedaban en casa.