Tenían luz gracias al tren Irati pero a las diez de la noche les quitaban la luz y tenían que bajar a la cuadra con candiles para darle de comer al ganado. Tenían candiles de carburo, aceite y de petroleo. También andaban con velas. Cuando desapareció el tren estuvieron más de un año sin luz. Solía ir un hombre a vender aceite a ochenta pesetas el litro.